Me gusta viajar y me gusta la historia. Me gustan los lugares con historia. Me gustan los gatos, el arte urbano, soy canceriana y caribeña. Me gustan los libros aunque tengo un montón que no he leído (¡aún!). Me encanta una buena historia de fantasmas y un buen ghost tour. Me chocan los lugares que no preservan su historia.
Nací en una ciudad que tiene más de 500 años. Es debatible “cuanto” más de esos 500, si eres de los que se come el cuento del “descubrimiento” -porque en realidad ya los Taínos habitaban nuestras tierras cuando llegaron los marineritos españoles. Desde chiquita me gustó la historia. Me gustaba visitar lugares históricos, llenos de anécdotas interesantes. Me gustaba imaginarme cómo vivía la gente en otras épocas; imaginarme la ropa, las costumbres, la forma de hacer las cosas y los trabajos que pasaban haciendo lo que ahora hacemos seguramente sin dar un segundo pensamiento. Mi sueño de niña era ser arqueóloga. ¿Por qué lo dejé a un lado? ¿En qué momento vendría algún adulto a hacerme creer que no quedaban cosas por descubrir? Y lo peor, ¿por qué me lo creí!? No resulta sorprendente entonces, que me siga gustando la historia. Y me gusta viajar. De ahí nace la idea de comenzar a escribir por este medio.
Dijo el gran Anthony Bourdain “Viajar te cambia. A medida que avanzas por esta vida y este mundo cambias las cosas ligeramente, dejas marcas atrás, aunque sean pequeñas. Y a cambio, la vida y los viajes te dejan marcas”.
Acompáñame a recorrer el mundo. Y algunas de las cosas que me llaman la atención. Tal vez coincidimos.