Nací en una ciudad que tiene más de 500 años. Es debatible “cuanto” más de esos 500, si eres de los que se come el cuento del “descubrimiento” -porque en realidad ya los Taínos habitaban nuestras tierras cuando llegaron los marineritos españoles. Pero eso es otra historia que podemos discutir otro día. Desde chiquita me gustó la historia. Me gustaba visitar lugares históricos, llenos de anécdotas interesantes. Me gustaba imaginarme cómo vivía la gente en otras épocas; imaginarme la ropa, las costumbres, la forma de hacer las cosas y los trabajos que pasaban haciendo lo que ahora hacemos seguramente sin dar un segundo pensamiento. Mi sueño de niña era ser arqueóloga. ¿Por qué lo dejé a un lado? ¿En qué momento vendría algún adulto a hacerme creer que no quedaban cosas por descubrir? Y lo peor, ¿por qué me lo creí!? No resulta sorprendente entonces, que me siga gustando la historia. Y me gusta viajar. De ahí nace la idea de comenzar a escribir por este medio. Esta primera entrada es solo una pequeña introducción sobre quién soy y qué me movió a escribir. Entonces, nací en San Juan. Pero todos los veranos los pasaba en Colombia con mi familia materna. Mi tía Lilia, la mayor de las hermanas de mi madre, increíble mujer que siempre vivió a su manera y este mes hubiera cumplido 100 años, siempre me invitaba a hacer algo, solo nosotras. “Mijita, ¿qué quiere hacer?”. “¡Vamos al Museo Nacional a ver la momia!”, “pero mija, ¿no está cansada ya de ver la momia?”, “¡no, no, vamos a ver la momia!”. Y así, desde niña, hacía que mi tía Lilia me llevara al impresionante edificio del Museo Nacional de Colombia en la Avenida Séptima en Bogotá, que no solo es el más antiguo del país, sino que está alojado en el antiguo edificio de la Penitenciaría Central de Cundinamarca. En ese aire de misterio se alberga una importante colección de arte, historia, etnografía y arqueología. Y dentro de la parte arqueológica estaba (¡aún está!) mi querida momia. En ese momento, no había viajado mucho, así que no había visto las del MET en Nueva York, ni las del Louvre en París; mucho menos las de Egipto, viaje que sigue estando bastante alto en mi “bucket list”. Aprovecho para contar, “mi” momia pertenece a la cultura Muisca, aquellos habitantes prehispánicos que encontró la conquista por allá por los 1500’s. Su región iba desde Boyacá, todo lo que hoy es Cundinamarca, hasta el Páramo de Sumapaz. Es de un adulto, con las piernas recogidas, perfectamente conservada, y según el Museo, data de 1240 d.C. Pero me desvié un poco de mi relato inicial. Desde chiquita me gustaba la historia. Y aun de “grande” (por no decir vieja), lo que más me gusta al visitar un lugar es conocer su historia. Por aquello de las vueltas que da la vida, ahora vivo en una ciudad bastante joven; ¡me di cuenta cuanto me chocaba eso una vez ya vivía aquí! Eso y la ausencia de montañas. Pero todas las ciudades, hasta las más jóvenes, obviamente tienen su historia. Lo importante es preservarla para futuras generaciones; ¡no siempre va a ser una ciudad bebé! Pero eso también es un tema que podemos retomar en otro momento en mayor detalle. En esas mismas vueltas de la vida, gracias a un colega y ahora amigo, surgió la oportunidad de trabajar con la ciudad de San Agustín en Florida. San Agustín es la ciudad más antigua de los Estados Unidos. En el 2015 cumplió 450 años de fundación, por españoles, y ha estado habitada desde entonces todo el tiempo (de San Agustín también hablaremos más adelante). Bueno, el asunto es que empecé a visitar la ciudad por cuestiones de trabajo, aunque ya un año antes había llevado a mi mamá y a mi hijo, en nuestro primer road trip gringo familiar desde que vivimos por estas tierras (que no fuera a Orlando a visitar los parques). Y empecé a publicar fotos de la ciudad en mis “social handles” personales (Facebook, Instagram, Twitter). Siempre tenía comentarios lindos de mis amigos, que comentaban que nunca habían ido pero que les encantaría ir o que habían ido y les encantaba. Hasta que un día conversando con mi querida prima y tocaya, María Eugenia, la “Pilarica”, me dice “que lindas tus fotos; me encantaría ir, pero contigo, porque haces todos los cuentos muy interesantes”. Claro, la familia siempre es tu fan #1, ¡jeje! Y entonces una amiga, ex-compañera de trabajo en Puerto Rico me dice “¡en tu próximo viaje quiero ir contigo!”, y que estaba en mi “path” (esa fue la palabra que usó), que escribiera sobre mis aventuras del camino. En otro momento, no hace mucho, hice otro road trip al sur de Estados Unidos; igual que siempre subí mis fotos y al poco tiempo, un nuevo amigo, periodista, que respeto mucho, me pidió una recomendación de lugares para la susodicha ciudad, porque iba con tiempo contado para conocer. Diligentemente, le envié mi lista, ¡con screen-shots de mapas incluidos! ¡Me dijo que disfrutaron muchísimo! Y yo me sentí complacida como si los hubiera llevado yo. Para terminar mi lista de inspiraciones, hace pocos días, también, una colega y ex-compañera de trabajo que se mudó también lejos de nuestro paraíso tropical, me dijo a quemarropa “¿qué esperas para hacerlo?!” [escribir]. Y una de las hermanas que la vida me ha regalado se tomó el trabajo de “brainstormear” una lista de posibles nombres para esta página. ¡Me sorprendió un montón! Y aquí estamos. Espero compartir con el que me quiera leer, pequeñas historias de los lugares que visito. Trataré siempre de contar la parte más interesante de su historia, o, lo que más me llame la atención, que no siempre es lo mismo. Gracias a los que ya siempre me leen por otros medios; esto fue solo una manera de poner en orden todos esos pensamientos de lugares interesantes que me topo en el camino de la vida. A veces “los viajes de Ginés” son planeados con tiempo y pensados con “travel book” en mano. La mayoría de las veces, son las sorpresas del camino las que resultan más gratas. Y por supuesto, las historias que las acompañan. ¡Ojalá las disfruten! Y quién sabe si algún día, te ayudo a planear un viaje…
😊 Muy buena idea! Love it…
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Gracias, querida!
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Maru!! Súper fascinada con tu blog! Love it!
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Que bella, mi bruja querida! Ahí estás citada tú, viste? 😉
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Muchas Graciasssss por fin es una realidad. Me encanta leer tus historias me las disfruto y me hacen feliz. Gracias y Exito
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Gracias a ti, querida Grace, por tu apoyo y palabras tan lindas siempre!
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