Coconut Grove es un barrio de grandes contrastes. Por un lado tienes unas casas hermosas, con patios de una vegetación como se ve poca por estos lados, y a pocas cuadras tienes edificios hacinados, pobres, de “slumlords” y prácticamente olvidados por el gobierno. Coconut Grove es el barrio más antiguo de Miami, habitado de manera continua desde finales del siglo XIX, cuando llegaron los primeros colonos a estas tierras. Muchos años antes de vivir aquí en Miami, venía con frecuencia a visitar a mi hermano, y mi hermano siempre me traía. A mi me encantaba su vibra bohemia, de tienditas de curiosidades que no conseguía en Puerto Rico, y de cafesitos y galerías. Por esa época, este era el sitio “in” de Miami; aquí estaba el Planet Hollywood y aquí me pedían ID para entrar a todos lados (en Puerto Rico jamás me pidieron un ID). La verdad, nunca imaginé que casi 30 años después, me tocaría venir todos los días a mi querido barrio de Coconut Grove, ya no de rumba, sino a trabajar. Los que me leen con frecuencia saben que mi crítica eterna con la ciudad es que en mi percepción, cuida poco su historia. Trabajo en Commodore Street, a una escasa cuadra del Barnacle Society.
Commodore Ralph Munroe, un diseñador de embarcaciones de Long Island y su familia fueron los primeros residentes conocidos que se establecieron en esta zona de la Bahía de Biscayne, en lo que hoy se conoce como el Barnacle State Park. Cuenta con una senda de naturaleza, donde puedes ver flora y fauna de la zona, una vista espectacular de la bahía y donde aún está la casa de los Munroe. Puedo caminar por allí en las tardes e imaginarme un rato como sería la vida en la Miami de mediados de siglo, cómo sería la vegetación, la cantidad de insectos y lo exótico, aventurero y excitante de ser parte de la creación de una nueva frontera de un país lleno de posibilidades.
El nombre de Coconut Grove viene de… ¡palmas de coco! Algunos de los primeros colonos de la zona llegaron provenientes de Las Bahamas en búsqueda de lo mismo que acabo de describir. Si vives aquí en Miami o eres un visitante frecuente, sabes que este barrio está lleno de pavos reales. Realengos. Por las calles. Los ves en los patios de casas y trepados en carros muy caros. Hay un “Peacock Park”; bueno un “peacock” todo! (peacock = pavo real). Lo curioso es el juego de palabras. Porque tantas cosas importantes con el nombre ‘real’ no viene de los pavos, sino un inglés que se vio cautivado por la zona e hizo su hogar aquí con su esposa: Jack e Isabella Peacock. A finales de la década de 1870, Jack convenció a su hermano de dejar Inglaterra y venir a buscar fortuna al sureste de la Florida. Al mismo tiempo, Ralph Munroe vino a Miami. Aquí hizo amistad con los Peacock y muchas otras familias y en 1882 se trajo a su esposa, enferma de tuberculosis, a vivir al área, confiado en que el clima cálido la ayudaría a recuperarse. Pero a pesar de los cuidados de Isabella Peacock, Eva Munroe murió. Sin embargo, la amistad de Munroe con los Peacock se estrechó y fue él quien le propuso a Jack que abrieran un hotel. El Bay View Inn en Evangelist Street fue el primer hotel del área. Al tiempo se convirtió en el histórico Peacock Inn, que a su vez se convirtió en el centro de actividad social del barrio. Desde esa época, los visitantes a la zona eran bohemios, excéntricos, artísticos y ese aire se mantuvo siempre. Muchos de esos visitantes, cautivados por la exuberante atmósfera de Coconut Grove, decidieron construir sus casas aquí. Casas hermosas. En 1887, Isabella Peacock comenzó a dar clases de catecismo en una estructura que fue construida específicamente para ese propósito. En 1889, esa misma estructura se convirtió en la primera escuela pública del condado. Y aquí se encuentra todavía, en el Plymouth Congregational Church –la primera iglesia donde blancos y negros adoraron juntos, al menos por un tiempo. Por allí me llevaba mi sobrino a veces por las noches, cuando venía yo de visita, porque la verdad es que por alguna razón, esa iglesia de piedra al estilo de los antiguos monasterios españoles de México, te da un “creepy feeling”. Hace poco estuve allí tomando unas fotos, ¡y allí me encontré la cantidad de pavos reales!
No se sabe a ciencia cierta el origen de los pavos reales de Coconut Grove. Se dice que por la década de los ochentas, alguien dejó sueltos a unos que tenían de mascota, y se regaron. Hay comida de mascotas en las casas y les gusta el clima. Los pavos reales son originarios de la India. Es una escena curiosa, bajar la velocidad para dejar pasar pavos reales por calles residenciales. Supongo que habrá gente que les molesta, especialmente si se suben al techo de tu Porshe a picotearlo. Son grandes e imponentes y aunque algunos los defienden, a muchos les gustaría salir de ellos. Pero la realidad es que Miami es un santuario de aves, así que aquí están protegidos. Si caminas por este barrio, verás esculturas de pavos reales, igual que ves esculturas muy coloridas y variadas de gallos por La Pequeña Habana. Estas esculturas de fiberglass y de 5 pies por 5 pies son parte del proyecto “The Peacock Tour”, que tuvo inicio en abril del 2010. Varios negocios locales auspiciaron a artistas para realizar las esculturas que ya son parte de la arquitectura del Grove.
Se preguntarán, ¿qué tiene que ver todo esto con Emma? Ya estoy llegando a eso. Les comentaba que algunos de los primeros colonos fueron bahameños. La mayoría fueron empleados del Peacock Inn o del Comodoro Ralph Munroe. Así formaron una comunidad vibrante con una cultura muy rica y única, cuyo corazón era Evangelist Street, lo que es ahora Charles Avenue y que queda a dos cuadras de mi oficina. Al final de Charles Avenue está el antiguo cementerio bahameño, Charlotte Jane Memorial Park Cemetery, donde están los restos de muchos de esos primeros colonos que ayudaron a hacer de esta ciudad lo que es hoy día. Casi todas las tardes salgo por Charles Avenue en ruta a mi casa. He ido varias veces a ese cementerio, casualmente, a tomarle fotos a los pavos. El lunes salía a recoger a mi hijo al colegio. Les hablaba de los contrates de este barrio… un señor de apariencia muy humilde me hizo señas de que parara. Bajé la velocidad al ver pasar frente a mi carro lo que en el momento pensé que era una ardilla. El señor estaba defendiendo a un gatito microscópico de unos pavos reales. Me paro. Y me dice “Los pavos lo van a matar y yo no lo puedo alimentar, por favor ayúdeme”. ¿Ese señor me conocía? Imposible dejarla allí. Así que esta entrada de Los Viajes de Ginés va dedicada en especial a los amigos que me han preguntado: “¿De dónde salió ese gatito?”. Es una Coconut Grove “pure breed”, que fue salvada de los pavos del barrio, justo al frente de donde descansan los primeros colonos de este pintoresco lugar.